Trigo
Triticum aestivum
La palabra «trigo» proviene del vocablo latino triticum, que significa ‘quebrado’, ‘triturado’ o ‘trillado’, haciendo referencia a la actividad que se debe realizar para separar el grano de trigo de la cascarilla que lo recubre.
El trigo Einkorn se considera el tipo de trigo más puro. Data de hace más de 12.000 años, en el periodo Epi-Paleolítico en las tierras ricas de Asia del Este llamado el “Creciente Fértil”. Este primer trigo cultivado por el hombre en la Era Pre-Cerámica del Neolítico (en torno a 7.500 a.C.)
Todos los trigos pertenecen al género Triticum. Se clasifican en tres grupos de acuerdo a su número de cromosomas; Diploides (14), Tetraploides (28), Hexaploides (42)
Desde el punto de vista genético, el trigo cultivado actualmente es muy complejo debido a su origen a partir de especies diploides ancestrales mediante procesos de hibridación natural. Las dos especies de trigo de importancia agrícola, el duro (Triticum durum) (para fabricación de pastas), y blando (Triticum aestivum) o harinero (el 90% de todo el trigo producido en el mundo), son tetraploide (dos genomas, AABB) y hexaploide (tres genomas, AABBDD), respectivamente.
El trigo fue uno de los primeros productos cultivados a partir de la revolución neolítica en el Próximo Oriente y pronto se convirtió en uno de los alimentos básicos del hombre en el viejo mundo. La evidencia nos muestra que creció primero en Mesopotamia entre los valles de los ríos Tigris y Éufrates en el Medio Oriente casi hace 10.000 años. Pero fueron los egipcios quienes descubrieron la fermentación y fueron ellos los primeros en cocinar panes levados entre el 2.000 y 3.000 a.C.
Como el trigo es el único grano con el contenido y calidad suficiente de gluten para levar o hacer una barra de pan, su uso llego rápidamente a sobresalir sobre otros granos cultivados en aquella época, tal como avena, el mijo, el arroz, y la cebada.
En la actualidad el trigo es un alimento fundamental para la humanidad. Quizás por esa razón su taxonomía es objeto de estudio, y los investigadores analizan las mejores maneras de cultivarlo. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), destaca su importancia como nutriente de la humanidad.
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